Experiencias traumáticas en los Adolescentes
La adolescencia es una etapa de desarrollo donde surgen cambios importantes,
entre ellos el psicosocial. El desarrollo psicosocial se refiere a la
búsqueda de identidad, identificación
sexual, relaciones afectivas (familia, pares, sociedad) y la conducta. Este desarrollo dependerá de las
circunstancias y dinámicas de las cuales el adolescente ha sido parte durante todo
desarrollo previo. Esto dará como resultado un conjunto de rasgos positivos,
recursos personales que harán facilitado a la formación de una identidad sana y
estable. Esta identidad estará definida por sus propios valores y sistemas de
creencias de quién es.
Durante estos cambios ocurren unos procesos que se relacionan a
cómo el adolescente percibe, piensa y
comprende su mundo interior, exterior
y sus estados emocionales. El estado
emocional de ese joven hará la diferencia en la forma de afrontar la situación.
De modo que su estado emocional (rasgos positivos, recursos personales,
recursos de apoyo) podrán ayudar a predecir cual será su estilo de
afrontamiento hacia las adversidades.
Las personas a lo largo de toda su vida están afrontando
constantemente situaciones de vida y adversidades. Y la manera en cómo lo hacen estará conectada a
los estados emocionales. Los adolescentes son parte de esta realidad que puede ser un proceso más vulnerable y
crítico ocasionándole mayor perturbación emocional, dificultad para manejar y
afrontar este proceso. Por tal razón, los procesos mentales cognoscitivos,
morales y psicológicos deben estar estables y saludables psicológicamente para
que el evento traumático no afecte el
curso normal de su desarrollo psicosocial.
En la adolescencia la capacidad de organizar y llevar a acabo
cualquier acción requerida para manejar situaciones está aún en formación. Si
el adolecente no posee una autoestima y sentido de si mismo sólido, saludable,
positivo le será realmente perturbador afrontar la situación.
Algunos factores que promueven un impacto psicológico negativo en
la vida del adolescente durante crisis y eventos traumáticos son:
1.
Salud mental (historial de
problemas emocionales).
2.
Recursos pasivos: historial
del funcionamiento familiar negativo, relaciones negativas e inestables entre
los miembros de la familia, apego pobres, conflictos parentales, estilo de
crianza, etc.
3.
Controles sociales poco responsables.
Mal manejo social, contaminación acerca de los hechos y situación invadiendo la
identidad, valores y creencias del adolescente.
4.
Participación y/o exposición
inapropiada del adolescente en el proceso.
5.
Redes de apoyo ausentes e
inestables.
Algunos factores promueven un impacto positivo en la vida del
adolescente durante crisis y eventos traumáticos son:
1.
Desarrollo psicosocial
saludable (experiencias enriquecedoras desde temprana edad).
2.
Estilo de intervención
controlado y responsable.
3.
Recursos activos, personales
(estilo de afrontamiento positivo, auto regulación emocional, esperanza, fe,
amor propio, perdón, aceptación, resiliencia –capacidad para hacer frente a las
adversidades de la vida, aprender de ellas, superarlas y ser transformadas por
ellas. )
4.
Apoyo familiar- social.
Las implicaciones en la vida adulta del adolescente que ha sido
expuesto a situación estresante y/o traumática pueden ser variables dependiendo
de los factores antes mencionados. Es decir, un adolescente podría convertirse
en un adulto fuerte, compasivo, con sentido de apreciación y amor propio-ajeno
y exitoso. También podría ser un adulto sumergido en depresión y ansiedad por
que sus recursos fueron pasivos y negativos. Además, de vivir en el pasado.
Todo dependerá de la percepción, significado y comprensión que se le haya dado.
Cuando el adolescente acepta y asume responsabilidad psicológica de la
experiencia y afronta de manera positiva la misma es cuando vemos a un adulto
lleno de seguridad en sí mismo, agradecido, valiente, responsable y con éxitos
personales.